Dos de la tarde
en cualquier día
que ya cuenta como verano
Cargado todo de escencia
interminablemente
se repite
lento como arrullo
apabullante como catarata
No se pierde
lo tuvo
y después le permanece
aunque agazapado
a empujones
o como mentira
que a sí misma se miente
Me acerco: me anulo
exhalo la tibieza en el momento
dejándome llevar por la cadencia
de ese amor que sin ser mío
y sin poseer poseo
haciéndome que vivo
haciéndome que creo
buscándole la cara
en todo lo que veo